Playa de Castell con el poblado íbero en la colina |
Situado en el término municipal de Palamós (Baix Empordà), en esta pequeña península, en el siglo VI a.C., los antiguos habitantes de la zona decidieron construir un poblado aprovechando las inmejorables condiciones de control y defensa que ofrecía. Pertenecían a la tribu de los INDIKETES.
El comercio -principalmente con la ciudad griega de Emporion (Empúries) fundada en el siglo VI a.C.- se convirtió en uno de los ejes de su economía. En este contexto se enmarca la primera urbanización del poblado fortificado de Castell -finales del siglo V a.C. y finales del siglo II a.C.-, que se concentraría en la parte más elevada del poblado.
Restos de las terrazas |
Fuera de las murallas se situaba un campo de silos para almacenar cereales. En este nuevo poblado fue necesario iniciar una obra de ingeniería muy importante que iba ganando espacio sobre las pendientes del promontorio. Se construyeron muros de contención para levantar las terrazas sobre las cuales se construyeron las calles y las casas. Actualmente, estas terrazas solamente son apreciables en el lado de levante, el de cala Foradada, ya que en la parte de poniente, cala Castell, se habrían producido desprendimientos.
La Foradada |
También destaca la construcción de una gran cisterna en la parte alta que puede estar relacionada con la construcción de un templo. Éste, del cual conocemos los restos del pórtico de entrada y los basamentos de las columnas, tendría su origen en la sacralización de los puntos de referencia de la costa que se utilizan en la navegación de cabotaje, habitual en el mundo clásico.
Con la llegada de los romanos a Empúries en el año 218 a.C., el poblado de Castell evoluciona de manera diferente al resto de poblados ibéricos de la zona que, mayoritariamente, fueron abandonados. Castell, gracias a su importancia estratégica, vivió una importante reforma urbanística y la construcción de un nuevo sistema defensivo. El poblado se amplía hacia el norte y se construyen dos torres que flanquean la entrada que daba paso a una plaza porticada rodeada de locales comerciales. Para hacerlo, cubrieron el antiguo campo de silos. Las últimas reformas del poblado íbero tuvieron lugar en tiempo del emperador Augusto. El deterioro de las estructuras del poblado y la instauración definitiva de la Pax Romana hizo que Castell dejara de ser necesario estratégicamente, y fue abandonado progresivamente durante el siglo I d.C.
Castell forma parte de la Ruta de los Iberos