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viernes, 26 de septiembre de 2014

La Lídia de Cadaqués

Lídía Noguer y Sabá, La Musa de Cadaqués, conocida también como Lídia Savana, era hija de la última bruja de Cadaqués Dolors Sabá, a la que llamaban Savana, y un humilde pescador, Baldiri Noguer. Trabajaba de pescadera y también ejercía de hostelera. Su marido, Nando Costa se volvió loco y se suicidó y sus hijos gemelos, Honorio y Bienvenido, acabaron encerrados en el manicomio de Salt y corrieron la misma suerte que su padre. 

En 1904 Eugeni d'Ors también conocido como Xènius, llegó a Cadaqués por prescripción médica ya que necesitaba pasar unos meses de reposo para recuperarse de una anemia. Victor Rahola le habilitó una pequeña cabaña de pescadores para Eugeni y su familia, y así fue como conoció a La Lídia de Cadaqués que se encargó de servirle. La admiración fue mutua enseguida, pero para Lídia se convirtió en una obsesión. 

En 1911 cuando Xènius escribe La Ben Plantada, Lídia se siente identificada con Teresa, la protagonista, hasta el punto de decir que ella se llama Teresa y creer que el libro en su biografía. Llegó hasta tal punto su obsesión que los artículos que Eugeni d'Ors escribía en su Glosario de La Veu de Catalunya, Lídia los interpretaba como respuestas a sus cartas.

Fue unos años después de la muerte de Lídia cuando Eugeni d'Ors sintió la curiosidad de escribir un libro sobre ella. Aquella mujer que tantas cartas le había escrito y que él nunca había contestado. Volvió a Cadaqués y le pidió a su buen amigo Salvador Dalí si querría ser el ilustrador de su libro. La Verdadera Historia de Lídia de Cadaqués. 


"La locura de Don Quijote - escribió García Lorca - era una locura seca, visionaria, de alta meseta; una locura abstracta, sin imágenes. La locura de la Lídia en cambio, era una locura húmeda, suave, llena de gaviotas y langostas; una locura plástica. Don Quijote va por los aires y la Lídia, por el litoral mediterráneo"
Dalí la conocía de pequeño, ya que era corriente ver a la Lídia contarle historias de Cadaqués a los niños del municipio. Cuando en 1923 decide irse a vivir con Gala a Cadaqués, Lídia  le vendió su pequeña barraca de Portlligat. Dalí  fue reformando la casa hasta transformarla en la que hoy conocemos y que es uno de los tres puntos del triángulo daliniano.  Dalí y Gala quedaron prendados de Lídia, de la que Dalí llegó a afirma: "Lídia poseía el cerebro paranoico más magnífico, aparte del mío, que he conocido nunca". 

El escritor Josep Pla también conoció a Lídia y quedó marcado por su delirante carácter, musa del surrealismo y un Quijote del Mediterráneo como escribió Garcia Lorca. 

En su libro Un Viatge Frustat, el escritor relata como conoce a Lídia en un viaje que relató en el año 1918. "En el camino a Portlligat encontramos a una mujer con un cesto de pescado que saluda a Don  Victor con unos extraños y aparatosos cumplidos. Es notoriamente una mujer de pueblo, pero en su vestir hay una pretensión estrafalaria de parecer una señora: lleva un aparatoso peinado, una blusa holgada y llena de lacitos, una falda a la moda de hace 5 años y unos pobres zapatos con los talones torcidos, de una irreparable tristeza. Adornada así, parece contener una mezcla de alcahueta y persona venida a menos".

Sin duda era Lídia, la Lídia de Cadaqués, un personaje con un gran atractivo de leyenda.  


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cadaqués














Cadaqués, por su situación geográfica, municipio aislado del Alt Empordà, se encuentra en la zona más oriental del Cap Creus, ha mantenido su esencia de pequeño pueblo de origen pescador y por muchos es conocido como la Perla de la Costa Brava. También se ve reflejado en su patrimonio como el dialecto salado, la iglesia de Sta. Maria o el doll (cántaro de color verde que la mujeres utilizaban para transportar agua). Aunque hoy en día vive más del turismo, al entrar en sus calles te puedes situar en su historia. 


A él llegaron varias civilizaciones a través de su mar mediterráneo, griegos y romanos fueron los que dejaron una huella mayor enriqueciendo al pueblo cadaquense con sus artes en la pesca y la navegación. 



















Desde el año 814 se tiene conocimiento de Cadaqués. Otra fecha importante es el año 1030, en la que se produce la compraventa del Monasterio de St. Pere de Rodes así como todas sus tierras incluidas calas, playas y puertos. 


También fue famoso Cadaqués por los ataques piratas. La construcción de su muralla y sus calles con piedra de pizarra tienen sus orígenes en estos ataques. Uno de los más famosos fue Baba Aruj, más conocido como Barbaroja, que no solamente saqueó el pueblo sino que además quemó la iglesia. Y es que Cadaqués era muy vulnerable en este aspecto, viven cara al mar y separados de otros pueblos por la montaña del Pení.


Otra civilización que dejó huella en Cadaqués fue la judía, se puede apreciar en la toponimia de la calles. 


Pero sin duda alguna, por lo que más se conoce Cadaqués, es por su vínculo con Salvador Dalí que immortalizó el pueblo en muchas de sus obras dándolo a conocer por todo el mundo. 









Pero hay otros famosos pintores que también pasaron parte de su vida en Cadaqués; Meifren, Picasso, Duchamp i Antonio Pitxot quien tiene incluso una avenida. También escritores como Paul Eluard, Lorca, Eugeni d'Ors y Josep Pla. 


Fue en los años 60 con el boom del turismo, que la población se vio obligada a dejar el cultivo y la pesca y dedicarse a sus nuevos visitantes. 






Detalle de casa Modernista La Casa Blaua,
Antigua Casa Serinyana
Cala Sa Conca















Detalles de la puerta de la Iglesia de Sta. Maria

jueves, 11 de septiembre de 2014

EL FARO DE CALELLA

"El faro de Calella no es solo una marca textil sumamente acreditada en toda España, sino una seña náutica muy importante incluso en la era de los radiofaros. Desde hace un siglo constituye una referencia imprescindible para que el navegante nocturno sitúe todo los fondeaderos de la costa desde Barcelona hasta Palamós. La roca sobre la que está instado, el morro de La Torreta o de La Torrella, sirve de rompecorrientes y ha hecho crecer la playa en la parte norte, de tal modo que la playa de Calella resulta más ancha y generosa que las playas vecinas e incluso menguada por paseos arbolados es lo suficientemente abundante como para atenuar la calamidad el carril". 
Carlos Barral, Pel car de fora

Calella es conocida como la capital de la comarca del Maresme, ciudad abierta al mar y a la montaña con más de 650 años de historia, rica en hechos que datan del siglo IaC hasta nuestros tiempos. 

El Faro de Calella es uno de los símbolos característicos de esta ciudad ya que su mirador, emplazado en La Torretes, nos ofrece una amplia vista de la costa del Maresme y de sus montañas. Desde él podemos ver también los restos de las torres ópticas, rehabilitadas recientemente para conservar su historia. 





Encontramos una célebre novela, El Conde de Montecristo, en la que Alexandre Dumas hace referencia a estas torres, cuando Edmond Dantés soborna a un torrero de un télegrafo óptico para que transmita información errónea sobre la bolsa de París y así hundir a su máximo enemigo, el Barón de Danglars. 

El Faro de Calella se inauguró en 1859, emplazado en una antigua torre de vigía medieval que ayudaba a los navegantes a orientarse para llegar a Palamós o hacia Mataró, se alzó un gran cilindro blanco sobre la base cuadrada que se utilizó para tres viviendas, la del torrero principal, la de un auxiliar y la del ingeniero.

El aparato óptico fue construido en París y además fue uno de los primeros faros eléctricos ya que su cercanía a la ciudad, que en esos años disfrutaba de una gran industria textil que utilizaban la electricidad como fuente de energía, lo hizo posible.

En 1936 se hizo un estudio para situar un radiofaro pero la Guerra Civil provocó que se anulara.

En 2006 se anuló la plaza del farero ya que se la había instalado un sistema de control automático en 1985.












Además de disfrutar de su mirador como ya os he contado, también podéis disfrutar del Centro de Interpretación del Faro de Calella, muy recomendable e interesante.  




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