Situada en la Sierra del Cadí, en el Parque Nacional del Cadí-Moixeró y muy cerca de las poblaciones de Gósol y Saldes, se encuentra esta emblemática montaña, de 2.506 metros.
En 1982, fue declarado por el Parlamento de Catalunya reserva natural de interés nacional. Es una formación montañosa especialmente atractiva por su perfil en forma de U, que le da nombre Pedraforca (Piedra y horca, en español). Se formó hace unos 25 millones de años. La erosión del viento y el agua le dio su forma actual en la cima, que está compuesta por materiales más sensibles a la erosión. Los periodos de hielo y deshielo han desmenuzado progresivamente la roca formando la famosa Tartera de la cara sur.
Nos dirigiremos hacia Guardiola de Berguedà y poco antes de llegar, giraremos a la izquierda dirección a Saldes. Allí, a la entrada del pueblo, encontremos una indicación hacia el Mirador del Gressolet. La ascensión empieza en este mirador, el del Gressolet, donde un camino entre pinares, nos llevará al refugio Lluís Estasen (1.640 m).
Por detrás del refugio, cogemos una pista forestal. Cruzamos el canal de Riembau y giramos a la izquierda, en dirección a la gruta de las Golondrinas que es el inicio de la fuerte subida del Coll de Verdet. Hay que tomárselo con calma ya que el desnivel es importante y la ascensión se hace bastante dura. El sendero, aunque va subiendo en zig-zag que lo hace más suave, representa un esfuerzo bastante alto. Cuando llegamos al Coll de Verdet, es un buen lugar para descansar y comer algo. Hay que coger fuerzas, ya que en este punto empieza la grimpada hasta la cima.
Aunque se encuentra en un entorno muy transitado, bien indicado y con varias rutas para subir a su pico, he de decir que no es una montaña fácil para principiantes, y si tenéis vértigo, olvidaros....Yo no conseguí llegar a la cima, ya que en el último tramo, el Coll de Verdet, decidí no seguir adelante por culpa del vértigo. Si miráis las recomendaciones de la página web del parque, recomiendan un cierto nivel en senderismo y/o escalada.
Para el descenso, hay que bajar por la Tartera, con cuidado porque resbala y son frecuentes los culetazos, con sus correspondientes arañazos, cortes y alguna que otra torcedura de tobillo. Cabe decir, que desde junio se han realizado algunas obras de adecuación, para hacer un poco más seguro el descenso, como nos explica La Vanguardia.
