Aunque no se sabe la fecha exacta en la que se construyó la capilla románica de St. Esteve, se tiene conocimiento de ella desde el siglo XIII. En aquella época se ocupaba de ella el clérigo Arnau de Mates, tal y como consta en un acta del Bisbat de Girona.
Sobre el año 1387, esta capilla se encontraba en un estado lamentable por su proximidad al acantilado y estar expuesta a temporales y vientos de la costa.
La capilla que existe actualmente, fecha del año 1567 como se puede apreciar levemente en una de las piedras de la entrada, pero esta vez, modificaron su tamaño para alejarla del talud y que quedara menos expuesta a posibles deslizamientos del terreno ya fuera por los ataques o por los temporales.
Una vez reconstruida, los vecinos de La Fosca, recuperaron su lugar de culto y liturgia, volviéndose a celebrar algún que otro bautizo y boda. Pero unos años después, se tiene conocimiento que una vez el castillo se convirtió en masía, la capilla quedó convertida a un pequeño almacén de la masía o incluso se pudo haber usado como cuadra. Dentro queda en buen estado un cuadrado que pudo haber sido un lavadero, ya que está forrado con baldosas con las esquinas muy bien redondeadas para no dar pie a fugas.
Por ese motivo, el 16 de mayo de 1806, Josep Bas y Pere Cama enviaron al Bisbat de Girona, una petición para construir cerca de la masía pero menos expuesta a los temporales marítimos, una nueva capilla con la advocación a St. Esteve, ya que era el patrón de los vecinos de La Fosca, y por ese mismo motivo, la nueva construcción seria sufragada por los cofrades de la capilla y los vecinos de La Fosca.
Unos años después, una vez conseguida la licencia de construcción del Bisbat de Girona, la nueva capilla se construyó grabando en la puerta su fechas, 1829. Un siglo más tarde, la capilla quedó abandonada de nuevo, quedando a día de hoy unos restos en el suelo vallados.
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