"Hay una calma profunda en el paisaje. Dentro de la calma, todo tiene una presencia auténtica y parece presentarse de perfil. De las chimeneas de las casas de campo sale una ligera humareda somnolienta y perezosa. Desde encima de Les Pasteres, el mar, en la tarde que declina, parece un cristal transparente alcanzado por una última luz interna: es de un azul pequeño, un azul moribundo de gracia alada, huidiza, sensible. En la ermita, mientras se apaga la tarde, hay una quietud, una paz, una soledad cautivadoras. El viento perdido es como la vaga música de la ermita. Cuando el faro se enciende, hay un instante de deslumbramiento que se convierte enseguida en un rodar indiferente. La luz difusa proporciona a los cristales una calidad de tejido viscoso, de ojos de pulpo. El mar, que los rayos del sol aclaran, se arrastra remota y dormida, como un misterio inasequible. En la lejanía de la tierra, las lucecitas de Palafrugell arden como luciérnagas microscópicas con una pereza que parece evitar su apagamiento definitivo."
JOSEP PLA
El quadern gris
Otra de las cosas que más me gustan son los faros. Si tenéis ocasión de visitar Calella de Palagrugell, podéis acercaros al pueblo vecino de Llafranc y visitar el Far de Sant Sebastià. Disfrutareis de unas espectaculares vistas si vais por el camino de ronda. Pequeños pueblos pesqueros que pese al turismo masivo, mantienen su esencia.
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