Desde hace muchos años, el Moulin Rouge es el cabaret de visita obligada por todo aquel que llega a París y en concreto al distrito 18 Montmartre. Está ubicado en el barrio rojo Pigalle, Boulevard Clichy. Le Moulin Rouge se construyó en 1889 por un español, Josep Oller también propietario de otro famoso teatro, El Olympia.
También en Montmartre podemos encontrar otro mítico cabaret como ya os conté en otra entrada, Le Lapin Agile.
También en Montmartre podemos encontrar otro mítico cabaret como ya os conté en otra entrada, Le Lapin Agile.
Actualmente, el Moulin Rouge sigue ofreciendo espectáculos variados con la misma temática bohemia de la Belle Époque, y que aún sigue presente en el interior del local. Por si queréis echar un vistazo a su página web aquí os la dejo Moulin Rouge.
Algunos de los artistas que actuaron en el Moulin Rouge fueron: Jane Avril, Charles Aznaour, Joséphine Baker, Liza Minelli, Frank Sinatra, Edith Piaf...
También fue fuente de inspiración para Henri Toulouse-Lautrec, pintor del post-impresionismo, representante de la vida nocturna del París del siglo XIX. Sus cuadros y carteles de locales de moda representaban a bailarines, actores y prostitutas durante sus actuaciones o detrás del telón, muchos de ellos en sus camerinos mientras se cambiaban de ropa entre acto y acto.
Al mismo tiempo ha sido protagonista en el cine, dónde además de escenario de varias películas, ha dado nombre a otras como por ejemplo Moulin Rouge! realizada en 2001 y dirigida por el dirigida por Baz Luhrmann, con grandes protagonista como Nicole Kidman y Ewan McGregor e inspirada en La Traviata de Verdi y la novela La Dama de la Camelías.
Para que os hagáis una idea de lo que era el Moulin Rouge, diversión y perversión, en la época del París más bohemio, os dejo una carta que escribió el poeta ruso Andrei Bely a su amigo y compatriota Alexander Blok en 1906, haciendo referencia al cabaret como "La Taberna del Infierno".
"Osaría algunas veces salir de mi sepulcro para ir a las sesiones de jazz
nocturno de París, donde asimilando por los colores, reflexionaría
acerca de ellos en frente del fuego. Yo podría ser visto caminando a
través de un pasillo fúnebre de mi casa, y descendiendo por una oscuro
espiral de escarpadas escaleras; acometiendo clandestinamente a
Montmartre, impaciente por ver los rubíes ardientes del cruce del Moulin
Rouge. Vagué por ahí, luego compre una entrada para observar el delirio
frenesí de plumas, vulgares labios pintados y pestañas negras y azules.
Pies desnudos, muslos, brazos, y los pechos se arrojaban sobre mí a
través de espuma roja-sangre de ropas translúcidas. Los tuxedos y las
narices torcidas vestidas en chalecos blancos y pañoletas que llenarían
el pasillo, con sus manos plantadas en los bastones. Entonces me hallé a
mí mismo en un pub, donde los licores eran servidos en un féretro (no
en una mesa) por el mismísimo diablo: «bébala, desgraciado!» Habiendo
bebido, volví bajo el cielo negro dividido por las franjas llameantes,
con las cuales las agujas radiantes de mis pestañas marcaron. Delante de
mi nariz una corriente de bombines y velos negros seguían su pulsación,
espumeando verde azulado y naranja cálido de las plumas que llevaban
las bellezas de la noche: para mí ellos eran todos uno mismo, pues tuve
que cerrar mis ojos por la insoportable radiación de las lámparas
eléctricas, cuyas agitadas llamas estarían bailando debajo de mis
párpados nerviosos por muchas noches por venir...".
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