“En la nostra llengua, una cosa és un bau, una altra un niell i una altra un escull. Un escull és un roc que aflora, en tot temps, a la superfície de l’aigua del mar. Un niell és un roc superficialment submergit. En els moments de les seques, un niell pot ésser tocat pel sol; generalment, però, porta una determinada quantitat d’aigua a sobre, i és per això que un niell pot ésser anomenat també un escull negat. Un bau és un niell de profunditat, és a dir, un roc que transporta a sobre unes braces d’aigua. Es clar que amb onatges de profunditat el bau romp l’onada i el xoc produeix els mateixos efectes que un escull o un niell. Pel fet d’ésser invisibles, els baus són un perill per a la navegació, i per això solen ésser assenyalats en les bones cartes marines.” JOSEP PLA
Otra de mis calas preferidas es sin duda Cala Estreta. La encontraremos cogiendo el camino de ronda desde la playa de Castell en dirección a Calella.
Esta pequeña cala de aguas tranquilas, tiene una gran roca que la protege haciendo a su vez que parezca una piscina o un mirador para observar las bonitas Illes Formigues. De aguas tranquilas y transparentes, es de las más concurridas ya sea por su camino de ronda o por la barcas que aprovechan para acerarse y darse un baño en sus aguas.
En un extremo de la cala, vemos una barraca. Antiguo refugio de pescadores construida por un tal Bernat Simón allá por el 1531 según consta en el Archivo de Palafrugell. Pero años más tarde, sobre el 1935 se tiene constancia de que Rosendo Parals y Florencio Mayola volvieron a construirla.
Quicu |
Como no podía ser otra manera, la barraca de Cala Estreta no ha salido indemne de los actos vandálicos y es por ello que en el 2005 la asociación La Mar d'Amics de Palamós pidió permiso al Ayuntamiento para poder arreglarla y darle una mano de pintura, cosa que se desautorizó alegando peligro de derrumbe. Después de varias disputas para poder rehabilitarla, finalmente en el 2010 se realizaron las obras de recuperación, aunque ahora haya perdido su encanto original.
Y si vais a visitarla, encontraréis en ella a su "vigilante", un señor tímido y amable, que cada mañana abre sus puertas, la limpia y vigila para que ningún otro descerebrado haga mal uso de ella. En la foto superior podéis ver a Quicu sentado en un tronco hablando amigablemente con algún visitante de "su playa".