Esta vez no os voy a contar ninguna historia, solo os voy a enseñar el mismo espacio pero de noche. Más mágico si cabe.
Llegué un poco tarde, pero aún la pude ver, si...la Vía Láctea. No sabéis lo que impresiona verla a simple vista. Y ver un cielo taaan lleno de estrellas.
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Entrada principal |
El silencio te obliga a hablar en voz baja, y el único sonido que se oye es el rumor del mar. Este otro día llegamos con luna llena, una luna espectacular que nos iluminó el camino sin necesidad de ir con frontal. Os aconsejo que si vais, utilicéis uno ya que el camino está lleno de piedras y raíces que te hacen tropezar continuamente y aunque hay tramos con vallas, se encuentra en una colina rodeada de acantilados.
Es por ello que su situación era tan perfecta; vista sobre la bahía para vigilar las invasiones por mar, vista a interior para las posibles invasiones por tierra y cerca de Emporium, que benefició a la zona al hacerla zona de paso para la comercialización.
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Restos del poblado |
Este yacimiento fue descubierto en 1935 por Luís Barceló i Bou, conservador del Museo Cau de la Costa Brava. Realizó las primeras excavaciones entre 1935 y 1936, previa autorización del propietario de los terrenos, el pintor J. Mª Sert, del que ya os he hablado en
El estudio de Sert, que compró estos terrenos con el dinero que ganó con la decoración del hotel Waldorf Astoria de Nueva York.
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Panorámica del poblado |
Las siguientes excavaciones se llevaron a cabo en los años 1943 y 1949 por los arqueólogos MIquel Oliva y Francesc Riuró, financiadas por el nuevo propietario de los terrenos Albert Puig Palau, propietario a su vez, del
Mas Juny. En 1980, quedó abandonada la excavación y solo se limpio de maleza y acondicionamiento de las ruinas.
En 1996 fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional por la Generalitat de Catalunya.